Servicio, servicio, servicio. Qué falta que hace en nuestro Perú buen servicio a todo nivel y en todas las industrias. Desde los bancos hasta las tienditas de barrio, pasando por supuesto, por los restaurantes. Tenía ganas de comer carne y mi plan era ir al Hornero de Chorrillos, que me encanta por su local con la vista hermosa al mar. Aunque la comida no sea del todo de mi agrado no puedo dejar de mencionar lo impecable de su servicio. En fin. al tema. Mi compañía me convenció para ir a Mis Costillitas de Plaza Lima Sur, por el tema de no meternos al tráfico nocturno, mejor dicho, al tráfago nocturno en que se convierten las calles de Lima despues de las seis de la tarde.
LO BUENO
Lo bueno fue el precio del vino de la casa. Un competente Balbo Malbec a muy buen precio (40 soles) la botella. En Lima hay la idea errónea de que el vino es algo muy sofisticado y si te vas a pedir una botella en un restaurante hay que darte con un palo. He ido a otros restaurantes que te piden 80 soles sin asco por una botella que en supermercado te cuesta 25. Y ahí termina lo bueno.
LO MALO
Lo malo fue que para un restaurante que te cobra 40 soles por un bife no te ponen un platito con pan y mantequilla. Vamos, aunque seo unos grisinos, esos palitos de harina. Algo. Canchita. Lo que sea. De allí, la comida. No entiendo como es que me trajeron el bife en menos de 5 minutos, sin duda ya estaba listo. La carne flácida, con un color gris como si en lugar de estar en la parrilla la hubieran sancochado. El mozo, un joven ganoso pero super limitado, me preguntó si quería término medio o tres cuartos. Dije medio pero lo que me trajeron estaba crudo. La ensalada era un asco, no la tocamos, no digo más.
LO FEO
Varias cosas en este rubro. La carne mencionada no solo estaba cruda y pálida, o sea, con muy mala presentación sino que estaba HELADA. Fría, totalmente fría, rodeada de unas papas fritas demasiado delgadas y demasiado grasosas. Oiga, dije al mozo. Esto está frío, no puede ser. Se llevó los platos y cuando los trajo de vuelta minutos después la carne seguía fría pero las papas super calientes. Además, se llevó dos platos de carne y papas fritas y cuando volvió trajo todo en un solo plato, o sea, amontonó la comida como si fuera para un perro. Sigue lo feo. Pedí Chimichurri y me dijo fresco que «ese día justo no habían llevado» y me ofreció una bandejita con ají, mayonesa y ketchup. Ay mi dios. Pero eso no es todo. Llegaron mas víctimas -digo, comensales- y como solo habia un mozo, dejó los platos vacíos con restos de comida por 15 insoportables minutos. Llamé repetidamente a otro empleado que estaba en la barra pero con él no era la cosa.
LO HUACHAFO
Aquí añado un item a la lista. El inuendo sexual de este restaurante llega a niveles de atorrancia y mal gusto. El decorado con unas paredes de un color amarillo vómito muestra unos cartelones que promocionan sus comidas «especiales» entre las que destaca las «Pachas» algo así como la mas pacha, la mas ruca es su carne de no se que cosa. Los otros cartelones no menos ordinarios.
VEREDICTO
En conclusión, mi aventura culinaria, una pesadilla. ¿Recomendaría Mis Costillitas? Solo a mis enemigos. ¿Iría de nuevo? ni hablar, ni siquiera por el buen Balbo Malbec a buen precio.