En un post anterior estuvimos compartiendo algunas ideas sobre el valle de Barossa y su uva emblemática -por no decir la emblemática de Australia- la Shiraz. En alguna andanza me encontré con un Petit Verdot de Barossa, que resultó ser delicioso, aunque con la correspondiente etiqueta de precio un tanto elevada. No para todos los días, quiero decir.
La Petit Verdot es una uva de origen incierto, aunque relacionada a Bordeaux (vamos, dejemos burdeos de lado. ¿No nos molesta cuando los angloparlantes dicen «laima» refiriendose a Lima? Justicia fonética obliga a usar los nombres originales, además que suena a «burdo»), porque va a veces en los ricos caldos de esa apelación francesa que es, por qué no decirlo, la mas famosa del mundo en cuanto a tintos se refiere.
En Bordeaux se usa en los cortes clásicos, pero dado que esta cepa madura muy tarde, por lo general llega tarde a la cita y se añade solo un chorro para darle esqueleto tánico, un golpe de sabor y color rico al vino.
Fuera de Bordeaux, en el new world, con los soles y calores que son frecuentes en sus regiones vitivinicolas, la Petit Verdot ha encontrado una nueva encarnación, en la que deja el asiento trasero y toma el timón para regalar deliciosos vinos varietales, aunque la verdad sea dicha, ni muy comunes y siempre mas caros que baratos.
Esta nota es para el 2004 Home Block Petit Verdot de la bodega 1847. Esta bodega boutique produce vinos de otras tres variedades, además de la nombrada: Shiraz, Chardonnay y Semillon. Aquí la Petit Verdot alcanza una expresion de intensidad y concentración que hacen muy dificil pisarle el poncho, gracias al prolongado verano australiano, que le permite obtener una madurez no alcanzada en otras regiones. El verano del 2004 fue particularmente cálido, lo que permitió una cosecha muy tardía. El vino fue guardado en roble húngaro y francés por doce meses.
Hasta allí los tecnicismos. Mejor rememorar el bouquet cromático con tonos de fruta oscura, regaliz, pasa y pimienta. En el paladar, denso pero agilizado por su acidez que hace destellar la abundante fruta negra y los toques de pimienta. El final expansivo y precedido de una arquitectura de taninos pulidos y con la exuberancia señalada de especia y fruta. El 13.8% de alcohol no se siente para nada, tan bien integrado están los componentes de este caldo.
Un vinazo y comparándolo (toda comparación es odiosa pero oh! qué necesaria) con otros varietales de la cepa -como de Argentina, que no son nada malos- me quedo definitivamente con este 1847.
Cuando lo compré, en el 2009, era ya lo último del lote disponible en Vancouver. Los 47.99 canadienses que pagué valieron cada centavo. No está disponible -hasta donde yo conozco- en el Perú, pero otras cosechas se encuentran en el mercado norteamericano. Para los amantes del vino y sus curiosidades, el sitio web de 1847 es http://www.eighteenfortyseven.com.