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Volviendo a Cusco


PASÉ DOS AÑOS COMPLETOS visitando Cusco de pasada en camino a mi trabajo en una mina en Apurímac, en la que permanecía en campamento por 21 días y luego a la vuelta, me quedaba en Cusco una o dos noches camino a Lima. En los últimos meses de ese período me inscribí en una maestría en la Universidad San Antonio de Abad, por lo que pasaba de viernes a domingo en la ciudad imperial. Eso fue en el 2015, que ahora se antoja increíblemente lejano.

Hace un par de semanas me invitó un viejo amigo peruano con el que compartimos una casa y aventuras en mis años canadienses, a acompañarlo a él y a sus dos hijos nacidos allá a hacer un tour de la ciudad y por supuesto, visitar Machupicchu. Cusco nunca deja de sorprender, por más que hayas transitado sus callejas de muros ciclópeos que algunos dicen que no fueron incas sino seres de otros mundos quienes los construyeron. En cualquier caso, la ciudad despierta emociones, algo tiene de mágico sin duda, algo del pasado ha quedado como enredado como una telaraña invisible en el aire de la ciudad, que causa una sensación númina, otherworldly, a falta de un término mas preciso que me manca en español, presente, sea de mañana, a medio día o de noche. Un asombro suspendido acompaña al visitante, continuo, de baja intensidad pero inextinguible, al visitar plazas, fuentes y barrios tradicionales como San Blas y San Cristóbal, con sus pendientes trajinadas de escalinatas y su paleta blanco del estuco de las paredes y el rojo naranja de la arcilla de los tejados.

Cusco está hecho para caminarlo, diría que por varios días, sin itinerario, para perderse en sus calles y laderas de ida y vuelta, observar a sus gentes, escuchar el chasquido del agua de sus fuentes y del acueducto de Sapantiana, a su cambiante cielo, maravillarse ante los portentos de piedra que levantaron los antiguos, reflexionar ante sus recovecos donde a veces se descubre una fuente con un sapo o un felino tallado en piedra, sus rasgos ya casi indistinguibles, borroneados por la persistencia del viento, de la lluvia y del tiempo. Habiendo visto ya muchas veces todo lo que hay que ver en Cusco, creo que en esta vuelta a la ciudad imperial, más he disfrutado esa emoción que intento describir arriba, apreciar el efecto que ese espacio físico extraordinario causó en mi espíritu en cada paso de mi último recorrido por la capital incaica.

Me pregunto qué sentiré cuando vaya nuevamente, de aquí a quién sabe, dos, cinco, 10 años, o tal vez más nunca y la experiencia se repita pero ya no en persona sino en las imágenes que la memoria retiene y distorsiona, con el pasar del cronos.

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Vino Vegano en Lima


Discovering Vegan Wine: What! Isn't All Wine Vegan? | Kitchn

Vinos Veganos en Lima

LOS VEGANOS AMANTES DEL VINO NO TIENEN QUE ABSTENERSE DE SU BEBIDA FAVORITA: AQUÍ ALGUNOS VINOS VEGAN FRIENDLY EN NUESTRA CIUDAD

La primera vez que escuché hablar de vinos veganos fue en Vancouver, en una tienda tipo supermarket (www.everythingwine.ca) que solo ofrece vinos y productos relacionados a la bebida favorita del Dios Baco allá por el año 2009. Trabajaba como consultor de ventas y  un buen día un cliente me preguntó have you got vegan wines?. Mi primera reacción fue de sorpresa porque uno, no conocía nada del asunto vegano y desde fuera lo relacionaba a gente joven y rara que no sabe qué más inventar para llamar la atención. Segundo, ya estaba acostumbrado a clientes que insistían por vinos «sin sulfitos»  o por productos imposibles de encontrar en el mercado de vinos de British Columbia, por lo que pensé que era tal vez algún otro «especial» en busca de cosas raras.

Pero me quedé con la duda y busqué, aprendiendo un poco del tema de cómo se clarifican los vinos y también, por qué no, del tema vegano. Resultó que había más vinos veganos de los que podía imaginar en la tienda, además de vinos kosher, que sí conocía y ofrecía a mis clientes judíos.

Y CÓMO LO HACE? CUAL ES EL SECRETO?

En realidad, los productores que hacen vinos «veganos» no lo hacen necesariamente pensando en satisfacer a ese segmento del mercado que tiene un crecimiento cada vez mayor. Es por un tema de elección de técnica y por costos. El asunto es que para que el vino sea transparente y brillante como le gusta a la gente y no turbio en la copa, se requiere que las partículas suspendidas en el líquido se precipiten, para luego ser retiradas mecánicamente (se sifonea el vino a otro recipiente dejando atrás las levadura muertas -las lías- y otras partículas en el fondo). Para lograr esa precipitación se usa partículas de gran peso molecular, en este caso proteínas como las que se encuentran en la clara del huevo, la sangre de vacuno, vejiga natatoria y escamas de pescados, entre otros compuestos animales. Otras bodegas utilizan el  colágeno y tejido conectivo extraído de huesos y piel de vacas y toros, caballos, puercos y  hasta aves de corral. Las proteínas atraen a otros compuestos más pequeños y en un momento adquieren una masa tal que precipitan, arrastrando con ellas las impurezas.

Para ser considerado vegano, el vino no debe haber sido procesado con ninguno de los compuestos animales mencionados arriba. Normalmente se sustituyen con arcillas como la bentonita; también se usa el caolín y las tierras de lebrija.

ALGUNOS VINOS VEGANOS EN EL MERCADO DE VINOS DE LIMA

Empecemos por el comienzo y uno de los más deliciosos vinos veganos en Lima es el Pinotage de la bodega Grape Grinder, de Sudáfrica. Esta bodega practica viticultura sostenible y ecológicamente amigable, y no usa ningún producto animal en la elaboración de sus excelentes vinos. Los vinos de esta bodega incluyendo los Shiraz, Shiraz-Viognier, Mourvedre Rosé y el Chenin Blanc se encuentran en la Bodega Verde de Barranco, la Sanahoria de Barranco, San Isidro y Surco, Licoreria Diarío de La Molina y en La Calandria de Barranco. Related image

A continuación, otros vinos vegan friendly que se encuentran en el mercado local. Nota: no todos los productos de estas bodegas son veganos, hay que revisar las etiquetas, hacer una búsqueda por internet  y dependiendo de qué tan informado esté, consultar con la persona encargada en la licorería, tienda o supermercado.

ARGENTINA: Astica, Norton, Santa Julia

CHILE: DeMartino, Casas Patronales

AUSTRALIA: El Footbolt y  el Stump Jump de la bodega D´Arenberg. El Bernoota de Lake Breeze.  OJO Los vinos de Penfold´s y Lindeman´s disponibles en Lima NO SON vegan friendly.

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Embarazo y Vino: To sip or not to sip?


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NADIE EN SU SANO JUICIO aprobaría el consumo excesivo y frecuente de alcohol por una gestante. Sin embargo, las opiniones autorizadas van desde una abstinencia absoluta hasta manifestar que un consumo moderado de vino puede tener efectos benéficos en el recién nacido. La United States Drug Administration (USDA) a través de su Centro de Políticas y Promoción de la Nutrición, recomienda que ningún nivel de ingesta de alcohol es aceptable, no solo para la gestante sino también para la que desea concebir. Citan consecuencias de horror, como el Síndrome Fetal  Alcohólico, aunque se cuidan de indicar que no hay evidencia concluyente de que un trago ocasional sea dañino durante el embarazo.

La escritora argentina María Josefina Cerutti, en su libro «Ni Ebrias ni Dormidas» nos cuenta que la cultura tradicional italiana dice que «cuando la madre bebe vino el niño canta» en referencia a que culturas que manejan bien el consumo alcohólico no tienen posiciones tan radicales como la de la agencia estadounidense. De hecho, cita a la winemaker argentina Susana Balbo explicando que «su olfato se volvió mas sensible al beber una copa de vino durante el embarazo».

Dando un poco de credibilidad «científica» a quienes abogan por un consumo moderado de vino en la gestación, la Revista Internacional de Obstetricia y Ginecología (An International Journal of Obstetrics and Gynaecology) llevó a cabo un estudio en 10,000 niños, concluyendo que los niños nacidos de mujeres que tomaban vino -aquellas que consumían dos o menos copas a la semana durante el embarazo- tenían menos dificultades de conducta que los hijos de las abstemias.

La investigación concluyó que «el consumo leve de alcohol por mujeres en estado no conlleva consecuencias adversas conductuales o cognitivas en la niñez”. Al final, como todo en la vida, la respuesta adecuada radica en la persona actuando con moderación.

 

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Algunos Mitos de la Cocina Peruana


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Fotocredit: Blog de la PUCP http://blog.pucp.edu.pe

Hace algunos años el celebrado crítico literario y poco reconocido escritor, Ivan Thays, se bronqueò con medio Perù por atreverse  -oh insolencia oh vejamen- a criticar la calidad de la comida peruana. Ha pasado el tiempo, se calmaron las aguas y la tormenta virtual desatada por innumerables patriotas que defendieron nuestro orgullo nacional a punta de inflamada retórica y condimentado insulto, ha sido olvidada.

El comentario central de Thays, recogido por La Republica, decía que “la comida peruana es indigesta y poco saludable, un verdadero petardo de carbohidratos al cubo” lo que despertó comentarios muy sabrosos, en su mayoría condenatorios, de las palabras del chupatintas, quien, a mi parecer, hizo su nota de blog buscando una notoriedad que le es esquiva como autor. No he leído sus libros pero sabiendo que recomienda a sus alumnos de literatura que vean seinfeld y otras sitcoms, prefiero abstenerme. Aquí uno de los indignados comentarios publicados en la web de LR:

12 de febrero de 2012 | 22 hrs

indignada escribe:

Que tristesa es reconocer que el peores enemigo del peru. Son los propios peruanos. Ver a este Don nadie cobarde haciendo esas alegaciones bajas. No se compara a la indignacion de ver que a cada alienado que piensa que criticar a este Senor es concepto de inferioridad. Mas bien atacar a tu paid es tener el complejo de inferioridad. Ahi que estar orgullosos details nuestros recursos; comida y cultural.

 No me desvio mas y vuelvo al tema gastronómico (que palabrota para lo que es comida), que hizo volar la olla a presión de los complejos peruanos, un agregado de populachos de diferente estirpe, cuyo sector más «emblematico» –al menos el mas representado en la racista publicidad local- se ha embarcado en una lucha cósmica para sentir que tienen una verdadera identidad nacional y cultural. Hoy en día  esa lucha a muerte por la identidad cultural tiene como estandarte la tan mentada (en Perú) comida peruana.

Olvidemos pues, a Thays  (no será muy difícil puesto que si uno lee los comentarios la mayor parte de opinadores parece no saber quién es) y vamos a los mitos que ese sector económico y social ha creado para que en el imaginario de los grandes populachos históricamente marginados del Perú, la comida sea motivo de orgullo nacional y de aglutinamiento cultural.

Revisaremos, en proximos posts, algunos de estos mitos. Y que quede claro que ser critico de una actitud no significa reconocer que se puede comer muy bien en el pais de Bolognesi, Tupac Amaru, Laura Bozzo y Vladimiro Montesinos.